HABLANDO DE SUEÑOS:
Cuando trabajamos nuestros
sueños debemos comenzar por diferenciar entre necesidad y deseo. Cuando hablamos de necesidad nos conectamos
con la escasez, y nos referiremos siempre en forma de urgencia:
Necesito un trabajo;
Necesito una pareja;
Necesito un vehículo.
Cuando lo hacemos de
esta forma no estamos viendo todas las posibilidades que nos ofrece el
Universo, nos conectamos con la escasez, es decir estamos viendo lo que no
tenemos, sin agradecer lo que tenemos.
NUNCA ES SUFICIENTE
Además, vivimos en la cultura de “nunca es
suficiente”. Desde que despertamos y con todo lo que hacemos en el día, siempre
estamos pensando en que: nunca está bien, nunca es suficiente, siempre falta
algo. Y eso nos hace vivir en un constante stress e insatisfacción. Siempre
estamos pidiendo o buscando más, y nunca estamos satisfechos con lo que
tenemos. Por lo tanto, estamos convencidos de que vivimos en el universo de
escasez, y que algo nos falta o alguien nos quitó, lo que por justo derecho nos
pertenece. ¿A qué se parece esto?
SI DESEAS TODO CAMBIA
En cambio, cuando somos
capaces de expresar lo mismo en forma de deseo, el Universo se confabula para
hacer que ese deseo se haga realidad. En este caso cambiamos nuestra vibración,
y nos enfocamos a aquello que nos interesa. En esta situación, como por arte de
magia, se va organizando el Universo para mostrarnos lo que nos conviene. Cuando
somos capaces de desear, nos conectamos con la Abundancia, y el Universo nos
ofrece todo lo que deseamos. El Universo está aquí para cumplir tus
deseos. Ahora bien, si durante 50 años
has estado estacionado en la escasez, no esperes que tu mente cambie de la
noche a la mañana. En primer lugar debes aprender a visualizar y afirmar, con
la finalidad de ir cambiando tu programación mental. De nuevo, es un proceso, porque es posible
que expreses tu deseo de forma adecuada, pero tu sistema de creencias mantiene
una programación establecida, y te va a jugar una mala pasada. Entonces, debes
seguir insistiendo hasta cambiar el cableado de tu mente.
Las posibilidades están frente a ti. Lo que sucede es que
posiblemente no estén dentro de la ventana de atención a la que tú le haces
caso, lo cual limita las respuestas a aquellas conocidas. A veces el Universo nos obliga a salir de la
zona de confort, para ver otras, dentro de las distintas que nos ofrece el
Universo.
Muchas veces
sentimos que NO nos merecemos las cosas que tenemos o que queremos. Y nuestro inconsciente
nos juega en contra, porque aparecen los miedos que de alguna forma impiden que
se cumplan nuestros deseos. Por ejemplo
aquella famosa frase que nos dice:
Tienes que
trabajar para mantenerte. Si no trabajas no comes.
El trabajo lo
hizo Dios como castigo.
Es necesario
trabajar duro para alcanzar tus metas.
Todas ellas
juegan en contra de nuestros verdaderos deseos. Y son creencias establecidas en
nuestra mente desde hace mucho tiempo, que nos impiden avanzar
apropiadamente.
Podemos concebir
que el trabajo te motive, genera disfrute, o también que la actividad que
realizas tienen un propósito, un sentido o una razón especial, que permite que
hagas esa actividad sin sentirte agotado, aburrido o cansado. Cuando disfrutas lo que haces, el tiempo pasa
sumamente rápido, y casi sin darte cuenta.
Por eso dicen que quien disfruta lo que hace, no tendrá que trabajar
nunca en su vida.
Cuando
conectamos esa actividad con el deseo, entonces dejamos de ocuparnos de la
necesidad y comenzamos a vibrar en una frecuencia más alta. Podemos hacer estas
afirmaciones:
Deseo realizar
una actividad útil para todos.
Deseo poder
ayudar al otro.
Deseo poner mis
conocimientos al servicio de los demás.
Deseo estar al
servicio de los demás.
Deseo trabajar
por el bien común.
Cada uno de estas
afirmaciones, conforme seamos capaces de repetirlos conscientemente, formaran
parte de nuestras creencias y comenzaran a converger en lo que nosotros
queremos.
Con todo esto lo
que quiero decir es que necesitamos reprogramarnos. Pero ese proceso no es inmediato, toma tiempo
volver a crear las conexiones necesarias y cambiar nuestros juicios y creencias
para alcanzar la meta que nos proponemos.
¿Qué debemos hacer?
En primer lugar:
es necesario cambiar el necesito por el deseo.
Cuando hagamos eso, el Universo nos ayudara a alcanzar nuestros
sueños. Recordemos que el Universo
siempre elimina el NO de nuestros deseos. En otras palabras si le digo NO deseo
una pareja toxica, el Universo borra el NO y te entregara lo que le estas
pidiendo: “Una pareja toxica”.
En segundo
lugar, debemos hacer siempre afirmaciones; por ejemplo en el caso anterior:
deseo una pareja comprensiva.
En tercer lugar,
necesitamos aprender a visualizar, es decir a expresar con todos nuestros
sentidos que lo que deseamos es realidad. Tenemos que aprender a usar nuestra
imaginación, para ver, oír, degustar, olfatear y tocar lo que queremos
alcanzar. En una palabra sentir con
todos tus sentidos lo que deseas. Haz la prueba y te iras conectando con ese
deseo que está esperando por ti.
De la misma forma aplica cuando
decimos: Es que yo me lo merezco. ¿Qué es lo que te mereces? ¿Qué has hecho
para merecerlo? ¿Cómo lo has pedido? Y cuando no te sale tal como tú esperas, ¿entonces
te conectas con la rabia de no tener aquello que supuestamente “te mereces”?
Entonces aprendamos a pedir al
Universo aquello que deseamos, y todo se va a organizar para darte justamente
aquello que estas solicitando.
Veamos algo. Todo el tiempo cuando
algo sucede, simplemente nos fijamos en aquello que conocemos. Aquello que no conocemos pasa desapercibido
para nosotros. Nuestra percepción solo
es capaz de captar un 4% de lo que sucede a nuestro alrededor. El resto pasa
sin pena ni gloria. (Para nosotros). Y como solamente vemos aquello que
conocemos, entonces estamos condenados a repetir lo que siempre hemos vivido.
Cuando empezamos a abrir oportunidades
en nuestra vida que tienen que ver con percibir cosas diferentes, es como si
eso que tanto esperábamos comienza a aparecer como por arte de magia. Haz la
prueba, proponte a cambiar de manera de ver el mundo y veraz como el mundo
cambiara de forma.
UN MUNDO AMABLE
Veamos el mundo como un lugar más
amable, donde no hay que estar en guerra permanente para alcanzar tus
sueños. Estar en guerra agota, o
embrutece, porque tenemos que estar siempre a la defensiva. ¿Qué podemos hacer?, pues aprender a fluir
con lo que sucede. Como en el taichí, o como hace el agua. Simplemente no nos
detenemos, y vamos fluyendo colina abajo, hasta llegar al mar.
Eso no significa que no haya cosas que
no nos gustan, pero de lo que si estoy seguro, es que comenzaremos a ver la
vida de manera diferente. Cada persona
viene a este plano a vivir una experiencia, y por más que queramos cambiarla,
esa experiencia es la que le toca vivir. Cuando nos oponemos o creemos que debemos
cambiar la vida de alguien, simplemente nos estamos enfrentando a la corriente
de la vida, que es más fuerte que la corriente del Orinoco. Y eso tarde o
temprano terminará por naufragar.
No significa que seamos indolentes,
significa que seamos conscientes y demos el permiso a cada quien de vivir y
alcanzar sus propias metas, y disfrutar sus propias experiencias. Y en ese permiso, nos damos también nosotros,
el permiso de vivir las nuestras con total intensidad.
No olvidemos la diferencia entre permitir
y tolerar, tal como lo dice el libro de la Ley de Atracción de Esther y Jerry
Hicks. Cuando permites, entiendes que esa es su experiencia; cuando toleras
aceptas que esa es su experiencia, pero no la permites, y quisieras cambiarla.
En este caso entonces aparecen emociones negativas que te reducen tu vibración
y te conducen a situaciones desagradables.
Por ejemplo, una experiencia personal.
El sábado estaba en un estacionamiento y la cajera estaba pasándole a una
persona su tarjeta de débito, y la misma no pasaba. Y el cliente le cambiaba la
tarjeta, y seguía sin pasar. Eso tomó aproximadamente unos 10 minutos. Se hizo
una cola, y como mucha gente anda con apuro por llegar a no se sabe dónde, se
alteraron los ánimos. Toca mi turno, y mientras reciben el dinero en efectivo
que paga la persona que está antes de mí, pasan mi tarjeta. Y la pasa la supervisora. A todas estas, los que estaban esperando, empezaron
a protestar. De repente la supervisora
sale del espacio de cobro y se tira la
puerta, y eso fue suficiente para que se armara un zafarrancho de padre y señor
mío entre la supervisora y una cliente.
Me pregunto yo: ¿Qué necesidad hay de esa situación? ¿Qué hay mala
calidad de servicio? Si es muy posible. Pero eso no lo van a resolver ni los
gritos ni las amenazas. Además, no puedo juzgar desde este espacio cual era la
situación de cada una de esas personas. Probablemente era la forma que tenían
de drenar sus propias situaciones personales que terminaron explotando a causa
de ese incidente, de esa molestia. Pero lo cierto es que al final, ambas
personas terminaron molestas, con baja energía y no resolvieron ningún
problema.
Siempre me pregunto ¿Qué es tan
urgente que no pueda esperar unos minutos? Y si no puede esperar, ¿Qué estás
haciendo aquí? Ya a mis años, me doy cuenta con otro juicio: Del apuro solo
queda el cansancio.
Estos
pensamientos, nos ofrecen la posibilidad de ajustar nuestra manera de ver el
mundo de una manera diferente. Ni que
decir que los cambios en la humanidad, generan cambios en nuestra forma de
pensar. Y esos cambios se reflejan en la manera cómo hacemos las cosas. Se
imaginan si con la experiencia que tenemos fuésemos capaces de ver las
situaciones de forma más modernas. Podríamos
integrar el conocimiento y ser mucho más efectivos, eficientes y productivos. ¿Qué
pasaría si viese situaciones pasadas con la forma de pensar del día de hoy?
probablemente las vería de forma diferente, y muy seguramente no hubiese tomado
algunas decisiones que hoy veo como apresuradas. Sin embargo, cuando las tomé, era lo mejor
que podía hacer con lo que sabía hasta ese momento. Hoy sé cosas nuevas, y veo
las situaciones de otra manera, desde otro punto de vista. Por eso quizás lo
entiendo distinto.
Pero no podemos
arrepentirnos de lo que sucedió, fueron situaciones que condujeron a
aprendizajes importantes para cada uno de nosotros, que generaron todos los
elementos para traernos hasta este espacio el día de hoy. Somos lo que somos gracias a todas nuestras
experiencias y vivencias. Como sea que les queramos decir o calificar.
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