EL CONDICIONAMIENTO.-
¿Qué entendemos por condicionamiento?
Nosotros los seres humanos vamos siendo condicionados en nuestra conducta a lo largo de nuestra vida. Los condicionamientos son creados con la intención de poder controlarnos y manipularnos a voluntad, desde distintas vertientes. Desde nuestras casas, para poder controlar a los niños, adolescentes y adultos jóvenes. Desde la escuela, para poder controlar a los niños, adolescentes y adultos jóvenes. Desde la sociedad para tener empleados eficientes, obedientes y sumisos. Y desde el gobierno, con la intención de controlar a la sociedad.
Todo lo que ayude a condicionar es bueno sobre todo para los que detentan el control de la sociedad. Hacen todos los esfuerzos uniendo el poder, la fuerza, la religión, la educación, la cultura, las epopeyas, el sacrificio, etc., como vehículos y formas de dominar al otro, de condicionarlo.
Cuando una persona es condicionada, pues no se pregunta por qué hace las cosas. Simplemente las hace. Y las hace de forma puede decirse inconsciente, como consecuencia de su aprendizaje. Y sin darse cuenta, esta persona se involucra en diferentes problemas, pero no tiene forma clara de resolverlos, ya que su visión está condicionada por lo que ha aprendido.
Por ejemplo, el trabajo lo hizo Dios como castigo, ha sido hasta la letra de una canción. La religión católica afirma que el hombre salió del paraíso y tendrá que ganarse el alimento con el sudor de su frente, haciendo de nuevo alusión al sacrificio, por ser desobediente. Aquí hay dos condicionamientos, el trabajo como castigo y la obediencia como un acto de sumisión. Y esto se hace desde que son pequeños y no tienen forma de cuestionarlo. Por lo tanto, para las personas que lo han aprendido es lo más normal pensar de esa manera. El trabajo debería verse como una bendición. Y cuando lo veas como tal y además hagas lo que tus talentos te permiten, el trabajo es una manera de realizarse, de encontrarse consigo mismo, y de dar lo mejor de sí para entregar al otro. Es una forma de crear, de hacer cosas nuevas y de mejorar tu vida y la de los demás. Es una manera de servir, y de ayudarnos como sociedad, unos a otros. Y si además, te pagan por hacer lo que te gusta, pues la satisfacción es doble. Cada ser humano tiene talentos únicos, que es capaz de poner al servicio de los demás. Y cuando lo hace es capaz de divertirse en el intento.
Pero el trabajo es apenas uno de los muchos condicionamientos que nos aplican. Las obligaciones, el ser bueno en los estudios. La responsabilidad con el otro. El defender la verdad a toda costa, etc., son algunas de las historias que nos venden para seguir condicionándonos.
Las epopeyas famosas. Qué país, que región del mundo no tiene su propia epopeya. Y que es una epopeya, sino el culto a la personalidad. Y no importa si la epopeya fue real o es una fantasía. La idea de parecerse al héroe en cuestión, de ser tal como él es. Y simplemente como individuo, te identificas con él para hacer lo mismo que él hace, sin darte cuenta que simplemente son fantasías lo que estas tratando de emular. Ya lo aprendió el marketing cuando usa personajes “destacados” para impulsar las marcas. Las personas quieren parecerse a alguien exitoso, triunfador, etc.
Los niños son los seres más fáciles de condicionar ya que son totalmente dependientes. Para ellos, lo que dicen o hacen sus padres es la verdad verdadera. No existe nada en el mundo que los haga contradecirlos. Y es así, porque ellos saben inconscientemente que dependen de sus padres para sobrevivir, y que además son el ejemplo a seguir. Entonces, esos niños simplemente los emulan, aunque no sepan muy bien porque lo están haciendo, y aunque no aplique en las condiciones en que a ellos les toca vivir. Lo difícil del caso es como sacar de la mente del niño, que probablemente ahora es un adulto, que no hay razón para reaccionar de esa manera y que puedes reaccionar de otra, y todo está perfecto. Obviamente la responsabilidad no es del niño, es del adulto que le transmite al niño toda su carga de frustraciones sin darse cuenta.
Tenemos miedo de aprender, porque nos han enseñado que no es bueno equivocarse. Nos meten una idea de que somos perdedores o descuidados, cuando no somos capaces de hacer bien las cosas a la primera de cambio. Y eso resulta por decir lo menos, realmente frustrante. La búsqueda de tu talento, la búsqueda de la excelencia, se hace en base a ensayo y error. Y equivocarse es una manera de aprender. Cuando nos equivocamos, nos preguntamos, porque no salió bien, y entonces buscamos otras alternativas.
Que podemos hacer para corregir ese condicionamiento que tanto nos afecta. Porque si queremos hacer las cosas de forma diferente, simplemente tenemos que actuar de forma diferente. La única manera es realizar trabajos internos que nos permitan evaluar nuestros miedos, tristezas, rabias, sentimiento de culpa o vergüenza, celos, etc. es decir investigar esas emociones negativas que están construidas sobre creencias aprendidas.
Cuando seamos capaces de cuestionar nuestros juicios y creencias, entonces seremos capaces de cambiar la forma como vemos al mundo. Seremos capaces de hacer cosas diferentes. Tendremos la capacidad de reaccionar de forma apropiada a los estímulos que se nos aparecen en la vida.
Pero para ello hay que tener liviandad. Y liviandad es una palabra poco conocida, porque de alguna forma trata con la posibilidad de tomar la cosas de forma fluida, tal como vienen, y tomarse el tiempo apropiado y necesario para pensar y resolver las situaciones de manera diferente. Cuando activamos el lado creativo de nuestro cerebro, entonces seremos capaces de ver las cosas de forma diferente.
¿Cómo podemos activar el lado creativo de nuestro cerebro? Pues simplemente cuestionando todo lo que sabemos hasta los momentos, cuestionando tanto lo que nos sale bien como aquello que no sale como queremos. Buscar la razón porque tienen que salir las cosas de cierta manera, y no tal como la naturaleza desea que salgan. Y entonces en ese momento apelamos al lado creativo de las posibilidades que nos ofrece el momento. Las distintas realidades posibles. No existe solo una posibilidad en cada decisión que tomamos. Existen muchas posibilidades. Lo que sucede es que nuestro condicionamiento nos obliga a ver solo algunas de ellas, y quizás la única que de acuerdo a nuestra forma de ver el mundo es posible. Cuando cuestionamos esas posibilidades, se nos abre el mundo hacia muchas otras formas de ver el mundo y tomar decisiones.
La vida no es la que nos arrincona a ciertas situaciones. Somos nosotros quienes nos arrinconamos a ciertas situaciones como resultados de nuestros propios condicionamientos y convicciones, que es otra forma de cómo llamarlos.
Haz el intento. Despierta el lado creativo de tu cerebro. Identifícate con el universo de posibilidades que te ofrece cada nueva situación. Trata simplemente de cambiar, para que al final veas como todo cambia. De ti depende.
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