Suelta el
pasado.
No hay
nada que puedas hacer para resolver lo que ya paso. Simplemente, sea lo que sea que haya
sucedido, eso solo está en tu memoria, no existe en ningún otro lugar del
Universo. Sea lo que sea que haya sucedido, como tú lo hayas percibido, o como
lo recuerdes, eso solo existe en el espacio intemporal de tu memoria. Desde pequeños aprendemos a relacionar causas
y efectos, y también a mirarlo en términos de tiempo, porque el tiempo, es una
medida del intervalo de cambio. Y es solo en nuestra memoria, es en nuestros
recuerdos, algunos más claros que otros, en donde existe ese pasado. Ya los
eventos ocurrieron, ya no existen. Cualquier decisión que tomemos en relación a
ese momento o a partir de esa situación, afectara nuestro presente o nuestro
futuro, pero de ninguna manera cambiaremos el pasado. Por lo tanto, lo único que nos queda es
aceptarlo.
Lo más
probable es que eso que a ti te parece tan importante, seguramente, para otra
persona, tendrá un significado completamente diferente, inclusive puede ser que
ni siquiera se acuerde de ello. No hay nada que puedas hacer en este momento,
para cambiar lo que ya sucedió. Simplemente tenía que suceder, era parte del
proceso que estamos viviendo. Lo único que puedes hacer con el pasado además de
soltarlo, es aprender de él, como parte de tus vivencias en este plano.
La vida
fluye como un rio, y tiene su propio ritmo. Nada de lo que hagamos podrá cambiar
la corriente de la vida. Solo podemos
ajustarnos a ella, y bailar a su ritmo, reconociéndola, aceptándola, entendiéndola,
para que nuestra vida fluya en paz. El rio
de la vida se mueve como consecuencia de la inteligencia universal que rige el
Universo. Todo tiene un por qué y un para qué. Que nosotros lo sepamos o lo
entendamos, no importa. Igual sigue su camino. Tenemos que darnos cuenta que
esa Inteligencia que mueve al Universo tiene un objetivo y es la expansión y la
creación. Si nos oponemos a ella de la manera que sea, seguramente no nos
sentiremos bien. Nuestra inteligencia como especie es parte de esa inteligencia
universal, cuando somos capaces de acoplarnos a ella la vida se mueve de manera
más diáfana.
La mayoría
de las veces nuestras emociones están completamente involucradas con el pasado,
con una situación, con una persona, con un hecho. Para que esa emoción permanezca, es necesario
que inviertas energía de tu cuerpo para mantenerla vigente. Cuando dejas de
darle importancia a ese evento o situación, la energía que alimenta la emoción como
consecuencia del pasado, comienza a liberarse y retorna a sanar tu cuerpo. Hasta
que no seas capaz de soltar, no serás capaz de recuperar la energía que estas
invirtiendo en darle vida a ese pasado, no serás capaz de sanar. Ese evento
solo sigue vivo solo en tu mente, no
existe en ningún otro lado. Y cualquier otra persona que haya estado contigo en
ese momento, probablemente recordara algo completamente diferente. Entonces puedes
preguntarte ¿Cómo algo que ocurrió tiene distintas explicaciones? ¿Cuál es la
verdad de lo que sucedió? ¿Es verdad lo que tu viste o lo que el otro vio? Cuando
empiezas a hacerte esa pregunta te das cuenta de la relatividad de los
recuerdos, y de que al final no significan nada.
Aquí comenzamos
a reconocer la diferencia entre los procesos de Sanación y de Curación. Cuando trabajamos
con la curación, estamos atacando los síntomas de la enfermedad; cuando
trabajamos en la Sanación, estamos atacando los orígenes de la enfermedad. A veces cuesta trabajo reconocer cual es el
origen de nuestras enfermedades. Pero definitivamente, ellas vienen de procesos
que muchas veces están escondidos en nuestra memoria, y que no tienen el
significado que nosotros le hemos dado.
Por supuesto,
no es fácil decirle a alguien que olvide las emociones involucradas en una situación
particular que le parece tan importante. Sin embargo, cuando somos capaces de
soltar, sin importar lo que eso pueda
significar para nosotros, somos capaces de aceptar nuestra responsabilidad en
el proceso de sanación de nuestro cuerpo. A veces tenemos que decidir entre
nuestra salud y nuestros recuerdos. La pregunta
que habría que hacerse en relación a estos procesos sería: ¿Qué gano yo con
esto?
Los únicos
responsables de nuestra salud somos nosotros mismos. Y como dice Carlos Fraga,
si no eres capaz de trabajar la situación por tu cuenta, busca ayuda para superarla. Cuando somos capaces de hacernos las
preguntas difíciles, y buscar las respuestas, es cuando de seguro nos
encontraremos ante las causas probables de la enfermedad. Quizás nos cueste
reconocerlo, pero eso no es más que un velo de ilusión que no nos permite atender
el verdadero problema. Y el verdadero problema fue que nos equivocamos en la percepción
del hecho. Y entonces, aparece el milagro, que es la corrección del error de percepción.
Nuestro
cuerpo es una maquina inteligente y maravillosa que tiene la capacidad de auto-sanarse,
pero muchas veces, limitamos su capacidad con nuestras emociones, que desvían las
energías necesarias para mantener el equilibrio, a procesos que nos consumen
innecesariamente, e impiden que se
mantenga el equilibrio. Recordemos que todo en la vida está en la búsqueda del
equilibrio. Solo si somos capaces de acercarnos a él, seremos capaces de
ocuparnos de nuestra salud. Solo nosotros
somos responsables de nuestra vida, de nuestra salud y de nuestros procesos. Pongamos
atención a dichos procesos.
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