ESCLAVOS DEL EGO.
Que
interesante es entender que el EGO no existe. Pero inmediatamente surge una
pregunta: si el EGO no existe, ¿Por qué es tan difícil deshacerme de él?
Simplemente por una razón: ya se apodero de ti. El EGO se comporta como un parásito al que tú
vas alimentando, sin darte cuenta, y se va posicionando en tu mente. Se va
fortaleciendo a lo largo del tiempo, hasta que se adueña completamente de tu
mente, y a partir de ese momento toma control de todos tus sentidos, tu cuerpo,
tus emociones, tu ser.
Nosotros
construimos el EGO, le vamos dando forma, desde que somos pequeños. Vamos
creándolo, diseñándolo, tal como nos gustaría que fuese, y el lentamente se va
nutriendo de todo aquello que tú le ofreces. Conoce tu luz, conoce tu sombra, y
aprende a manipularte. Sabe tus más
recónditos secretos, y los emplea para hacerte sentir culpable, controlarte o
buscar a quien responsabilizar de lo que te sucede.
Por eso
decimos que el EGO es un constructo mental.
Y como tal, así como lo construiste, lo edificaste, también puedes
hacerlo desaparecer. El problema es que ese parásito ya se apoderó de ti, y sin
darte cuenta, asume control de tu cuerpo, tu energía, tus emociones, tu mente,
te sientes mal tener que prescindir de él. Inteligentemente se esconde detrás
de lo que llamamos un Sistema de Creencias, edificado convenientemente con
aprendizajes del pasado, basados en el miedo, la rabia y otras emociones
negativas. Ese Sistema se convierte en
tu Libro de la LEY, y a través de él comienzas a juzgar todo lo que te sucede.
Empiezas a separar lo que sucede como bueno o malo, bonito o feo, de acuerdo
con el Libro de la LEY, y aparece el JUEZ o EGO, que comienza a ensalzarte o
castigarte dependiendo de lo que vea fuera de ti. Como sabe tus más íntimos secretos, te
manipula constantemente con ellos, haciéndote sentir mal, o maltratado y castigándote
o generando rencor con lo que te sucede.
Ciertamente,
a través del EGO no vas a ser feliz jamás. Y eso por qué, pues porque el EGO
nunca estará satisfecho, siempre querrá más. Porque justamente por querer
imposibles, es que te hace trabajar incansablemente hasta que ya no puedas. Estas
entrampado. Te vende la idea de que la solución está más allá de esta vida;
cuando mueras iras al cielo porque tú te lo mereces. Cuando tengas tu carro, tu
esposa, tu esposo, tu apartamento, tu casa, te vayas a otro país, serás feliz y
te valoraran apropiadamente. Y el juego
del engaño sigue así eternamente, hasta que por último, desapareces físicamente, y ese EGO que nunca existió,
muere contigo.
Cada
quien tiene su propio EGO, y eso nada tiene que ver contigo. Cada quien ve el
mundo de manera completamente diferente y muy particular. Nada de lo que el otro piense o diga tiene
que ver contigo, sino con su propio Sistema de Creencias. Y cada quien ha
desarrollado el suyo muy particular, a su medida, resultado de sus propias
experiencias de vida.
La
verdad no necesita explicaciones, siempre será verdad. La realidad es completamente neutra; no
existe dualidad, no existe bueno o malo, ni bonito o feo, ni alto o bajo en la
realidad. Esas clasificaciones las
inventamos nosotros. Y las inventa un libro de la Ley que no existe, basado en
un Sistema de Creencias que tampoco existe.
De algo que no existe empezamos a clasificar una realidad neutra, que se
transforma para nosotros en sufrimiento inútil, gracias a dichas
clasificaciones innecesarias. Los hindúes
llaman MAYA a esa ilusión que lo cubre todo.
¿Qué
podemos hacer para salir de este embrollo en el que nos hemos metido? ¿Cómo
podemos liberarnos de la esclavitud del EGO? ¿Cómo nos liberamos del
sufrimiento, del dolor, de la pena, de la culpa, del pecado? ¿Qué es lo que
muere cuando morimos? ¿Qué es lo que queda cuando morimos? ¿Trascendemos, o esa
también es otra historia que nos inventamos? ¿Existe la iluminación? ¿Cómo
podemos quitar todas esas capas de la cebolla para poder liberar a nuestro SER
de la prisión en la que el EGO lo ha encerrado?
Nuestra
luz interior siempre está encendida. Ese
faro que ilumina nuestra vida siempre está allí. Quizás está cubierto de muchas
capas que impiden ver la luz, que impiden ver lo que verdaderamente somos.
Cuando se nos dice que venimos a ser felices, libres, dichosos y a vivir en
paz, no están engañándonos. Es la verdad, si nos atrevemos a buscar más allá de
nuestros miedos y rompemos ese Sistema de Creencias que nos esclaviza.
Ese
Sistema de Juicios está basado en nuestros recuerdos, experiencias, situaciones,
que vivimos en algún momento. Eso está
exclusivamente en el depósito de nuestra memoria. No existe en el aquí ni en el
ahora. Las situaciones no te definen. Tú
eres el que emplea las situaciones para definirte. Pero, las situaciones no son más que un
aprendizaje que se da en un momento de tu memoria, que identifica situaciones
que ocurrieron, pero que no tienen por qué marcarte. Solo tú permites que ellas
te definan. Solo tú permites que estas situaciones limiten tu potencial
desarrollo.
Es aquí
donde aparecen una serie de palabras que hemos aprendido a lo largo de nuestra
vida: desapego, impermanencia, transformación, claridad, etc. Las situaciones que nos suceden son como el
cauce de un río, nunca suceden dos veces de la misma manera.
No
tienes por qué apegarte a lo que pasa. La vida no se trata de poseer. Se trata
de vivir. Nada de lo que tenemos nos va a acompañar en el viaje de regreso al
SER. Apegarse es querer que las cosas
permanezcan sin cambio. Es como inhalar y no querer exhalar, es imposible.
Apegarse es no querer soltar. Es agarrarse a un carbón encendido que te hace
daño y no querer soltarlo por miedo a perderlo. Prefieres sufrir que soltar lo
que te hace daño.
La
impermanencia es el proceso de reconocer que nada permanece por siempre. Lo
único constante es el cambio. Y debemos aprender a fluir con ese cambio.
Aprender de los elementos como el viento, el agua, que simplemente fluyen entre
los obstáculos sin que nada los detenga. Ese proceso es el que debemos
aprender. A fluir entre los obstáculos que nos pone la vida, desde nuestro
punto de vista.
La
transformación viene de la mano del aprendizaje. Nos identifica con el fuego que
todo lo transforma, lo convierte en cenizas y lo cambia generando nuevas
oportunidades.
La
claridad es lo que nos permite ver cuando se despejan todos nuestros miedos. Es
como el elemento tierra: firme, sólido, claro, nutritivo.
En el
vacío infinito esta todo lo que existe. Todas las formas. Existe forma y vacío,
vacío y forma. El vacío tiene todo el potencial para que cualquier cosa
aparezca. Solo tenemos que pensar y hacer posible esa energía que generara
aquello que deseamos.
La
mente, nuestro inconsciente, la imaginación, nuestras emociones, nuestros sueños, existen en un espacio vacío
infinito sin existencia física. Pero la forma aparece desde allí, se crea de
distintas maneras. Por eso decimos que la mente esta en ese infinito espacio de
posibilidades.
Parte
de la mente son los recuerdos, que nos identifican con nuestras experiencias
pasadas y los aprendizajes que tuvimos en esos momentos. No son ni buenos ni
malos, simplemente es una información. La forma como nosotros empleemos esa
información es lo que hace la diferencia.
El
pasado no puede influir sobre nosotros, porque simplemente no existe. Nada de
lo que sucedió nos puede marcar, a menos que nosotros lo permitamos. Y
solamente lo permitimos cuando nos identificamos con esa experiencia por una u
otra razón. Decidimos creer, hacemos un acto de fe que nos conecta con ella y
su resultado. Solo recordamos aquello
que vivimos, y sobre lo cual depositamos nuestra atención. Sin embargo, nunca
los hechos sucedieron de la forma como los interpretamos. Solamente son el
reflejo de nuestra experiencia en el proceso. Si nos identificamos con ello,
dejaremos de lado el 90% de la experiencia de forma desconocida. Y esa parte seguro que tiene que agregar a lo
que hemos visto.
UCDM
(Lección 132.4): “El mundo en si no es nada. Tu mente tiene que darle
significado. Y lo que contemplas en él, es la representación de tus deseos, de
modo que puedas verlos y creer que son reales.”
La
mente es el instrumento más moldeable y vulnerable que existe, y todo allí
refleja nuestras creencias. Y que son dichas creencias, sino ilusiones que
hemos definido como garantes de nuestro sistema de pensamiento. Simplemente no
existen. ¿Puedes imaginarte lo que sería un estado mental en el que no hubiese
ilusiones? ¿Qué sensación te produciría?
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