lunes, 11 de febrero de 2019

EL NUMERO UNO



EL UNO.-

La Numerología nos habla de Vibración. Todo en este Universo es Vibración.  Todo está en permanente cambio. Cada uno de nosotros también está en permanente cambio.  Cada uno de nosotros tiene unas vibraciones que dependen de su fecha de nacimiento, su nombre, su firma. Cada uno de nosotros está afectado por el medio que lo rodea, y sus vibraciones cambian dependiendo del año, del mes, del día, de la pareja, de la compañía.  Esas vibraciones pueden potenciarse o anularse, agregando o disminuyendo  valor a cada una de ellas.

Entremos a describir algunas de ellas.  Comencemos por la Vibración Interna. Aquella que es parte de lo más profundo de tu Ser. Lo que tú realmente eres, con lo que íntimamente estas identificado.

Comencemos por el Numero UNO.

Para todos aquellos nacidos los días 01, 10, 19, 28 de cada mes.

El número UNO es el comienzo, es el principio, es el padre, es el Sol. Es el Inicio, es la Vida, la creación, el brillo, la luz, la Paternidad, el Dios Apolo.

En el UNO todo comienza, todo se inicia. El Sol sale todos los días. Es el mejor proveedor. Da sin esperar nada a cambio. Siempre está dispuesto a ayudar. Ilumina con su presencia. Alienta a quien está bajo su protección. Cuida y protege como el mejor de los padres. Inicia.  Es responsable de darle inicio a los proyectos y los asume con una gran fuerza.

Vibra en el Amor.  Tiene como cualidad el Liderazgo.

El número UNO interno es independiente, confiable, responsable, emprendedor, con iniciativa, protector, con gran fortaleza, genera proyectos, solitario, arriesgado, valiente.

Pero también es egocéntrico, quiere ser tratado como un Rey o una Reina; es extremista (va de la alegría a la tristeza de forma rápida); es desconfiado; a veces un poco ingenuo,  muy exigente consigo mismo y con los demás, y no sabe perdonar.  Como da tanto, y pide poco, se siente amenazado, y a veces un poco frustrado.  Por eso le cuesta perdonar, y se llena de miedos y de rencor.

Tiene que trabajar el perdón, la paciencia, sus miedos y frustraciones.  Debe aprender a dejar que el mundo gire sin el intervenir, y aprender a crear y delegar en otros responsabilidades. Tiene que aprender a aceptar sus propios errores y los de los demás, y no ser tan exigente consigo mismo, para poder vivir en paz y con mayor felicidad.

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